lunes, 17 de septiembre de 2007

a.-balance


1.-El sufragio universal, en igualdad de condiciones para ambos sexos, está consagrado en las constituciones y reglamentado en la legislación de los países de las Américas. La mayoría de los países, con excepción de unos pocos que lo habían hecho con anterioridad, reconocieron este derecho fundamental entre fines de los años cuarenta y principios de los sesenta.
2.-Tradicionalmente, la mujer ha participado en diversos movimientos civiles y en la última década se ha incrementado el número de organizaciones de la sociedad civil que promueven los intereses de la mujer. A pesar de la tendencia observada en la mayor parte de la región en favor de una mayor participación de la mujer en los partidos políticos y los sindicatos, y ocasionalmente en la organización y el manejo de sindicatos de mujeres trabajadoras, continúa incorporándose a los partidos políticos y asociaciones sindicales con un grado de intensidad que varía apreciablemente entre los países de la región. Pueden identificarse rasgos comunes en la calidad de esa incorporación: el más importante es la persistente ausencia de la mujer en las posiciones directivas políticas y gremiales.
3.-Otra característica importante, común a casi todos los países, es la continua existencia de alas, ramas o comités femeninos a través de los cuales las mujeres se incorporan a la actividad política organizada. Muchas mujeres consideran que en la actualidad, éstos constituyen uno de los mecanismos efectivos para incrementar su participación y para incidir en las decisiones de los partidos políticos.
4.-Como resultado de su inserción tan solo parcial en los partidos políticos, el número de mujeres candidatas para cargos electivos ha sido muy bajo, tanto en términos absolutos como relativos, en todos los países de las Américas. En contraste, el electorado femenino, cuyo caudal es comparable al masculino. Por lo generasl participa en proporciones muy altas en los procesos electorales, aunque en algunos países la tasa de abstencionismo de la mujer rural continúa siendo elevada.
5.-Según las estadísticas mundiales de la Unión Interparlamentaria (IPU), en toda la región de América las mujeres representan aproximadamente el 12% de los escaños electivos en los órganos parlamentarios a nivel nacional, mientras que el promedio mundial es del 11%. Por otra parte, es más frecuente la elección de la mujer para cargos legislativos o ejecutivos en los ámbitos provincial y local, y su número parece ir en aumento. En general, la mujer encuentra difícil el acceso a fuentes de financiamiento para las campañas electorales, aunque en algunos países han surgido grupos de intereses especiales dedicados a la movilización de fondos para candidatas en elecciones.
6.-En algunos países las mujeres han comenzado a organizarse alrededor de causas de intereses específicos a su condición de mujer y a desafiar a los partidos políticos a que respondan a las mismas. En la práctica, el papel de las mujeres, en general, consiste en apoyar programas y personas en los partidos políticos que no siempre representan su intereses.
7.-Las mujeres que anteriormente han ocupado con mayor frecuencia cargos de gabinete en ministerios del sector social, como educación, salud, trabajo, vivienda o bienestar social, han comenzado a ocupar posiciones clave de gabinete y cargos superiores, como titulares de ministerios de relaciones exteriores, del interior, de justicia, defensa, obras públicas, economía, bancos centrales, institutos de reforma agraria y juntas estatutarias. No obstante, siguen desempeñando estos cargos en proporción mucho menor que los hombres.
8.-Dentro del Poder Judicial, la mujer, que en un número significativo se ha dedicado a los estudios de derecho, está representada en forma relativamente alta y creciente en la judicatura local, si bien, nuevamente, la mayoría de los jueces son hombres. El número de mujeres es menor en juzgados o tribunales con jurisdicción más amplia y todavía muy reducido en las Cortes Supremas de Justicia o Tribunales con rango equivalente.
9.-Debe destacarse que en las últimas dos décadas, los gobiernos han demostrado una mayor inclinación a abordar los temas relacionados con el género, lo que se ha manifestado, por ejemplo, en esfuerzos por fortalecer las instituciones nacionales para el avance de la mujer con el fin de influir en las decisiones de política y de planificación. La temática de género comienza a considerarse en los diversos planes nacionales de desarrollo.
10.-Algunos Estados miembros han comenzado a poner en marcha medidas y normas transitorias o temporales para remediar arraigadas situaciones de discriminación, a fin de proporcionar a las mujeres la oportunidad de participar en la toma de decisiones. Estas medidas incluyen el establecimiento de metas para alcanzar una proporción determinada de mujeres postuladas para elecciones públicas y en determinados niveles en la administración pública.
11.-Algunos Estados miembros han adoptado medidas destinadas a eliminar la discriminación y el acoso sexual en otros ámbitos, tales como el trabajo, las escuelas y el sector de la salud.
12.-Las estructuras institucionales y sociales continúan obstaculizando el acceso de las mujeres a cargos de poder en todos los ámbitos. Los estereotipos culturales siguen influyendo en la asignación de funciones según el género, tanto en el caso de las mujeres como en el de los hombres.
13.-Aunque algunos Estados miembros han iniciado el proceso de adopción de planes nacionales que contemplan la igualdad de oportunidades, generalmente los planes de gobierno y las políticas sociales no son elaborados con una perspectiva de género que promueva la real incorporación de las mujeres.

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